21 agosto 2013

Mil vidas en la ciudad.

Pisas en suelo ardiente,
la lava derramada
se expande en el tiempo del olvido
quema y tortura tu ser.
Solo la esencia del mar del norte
salvará tus huellas 
y tus pies descalzos.
El perdón sanará tus pasos.



Mil vidas vividas...

He conocido la Miseria de los mundos
paseando por los arrabales de tu cuerpo.
Desmembrando cada vertebra
he sentido corazones oprimidos
por el miedo y sinrazón.

He paseado por mentes que luchan
corrompiendo aquello que nace de la luz.
He descubierto sentimientos
 que se confunde con amores, deshonra y deshonor.

He visto ojos que escriben sin palabras.
Otros ciegos, enseñando los dientes, amamantando larvas,
destruyendo alas y todo aquello que brilla en el interior.

He vivido el crepúsculo, la luna llena,
la negrura, las tinieblas y él amanecer.
He compartido el miedo,
las llamas, el pecado y la tentación,
los abrazos, las manos unidas y el amor.

He descubierto cielos, purgatorios e infiernos
viviendo en los arrabales de tu cuerpo
donde sólo tú eres libre de darte la absolución.


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2 comentarios:

  1. Magnífico poema, amiga Mercedes, con un tono alto, intenso y que a la vez inquieta. Enhorabuena

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  2. Gracias José por tu apoyo y animo siempre, en verdad inquieta sobre todo, por la ceguera de los hombres...

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