30 agosto 2013

Hoy relato. La primera y gran lección de una vida.

Las respuestas están más cerca de lo que pensamos.


Comprendió que no todo vibra igual
hay distintas vibraciones.

Luz, jugaba al escondite, las clases habían terminado acababan de cerrar las puertas. Era su primer año de colegio y tenía muchos amigos, era dulce, alegre, cariñosa, inteligente y juguetona, había algo en ella que la hacía especial y distinta a los demás niños con cinco años.
Aprovechando que tenía que buscar un lugar para esconderse, pensó -el baño será buen escondite- y hacia allí se dirigió riendo, siempre reía, la gustaba jugar con un perrito pequeño al que vestía con las ropas de un muñeco; por cierto más grande que ella, pasear por los trigales verdes y tumbarse en medio a escuchar el silencio; a veces, roto por el canto de los pájaros, observar el movimiento de las espigas o las ramas de los árboles al compás del viento.
Mientras corría iba pensando en su columpio recientemente construido por su padre, al lado izquierdo de su casa, cerca del pozo, entre dos fabulosas moreras, una blanca y otra negra.
Así, llego a la puerta del baño; este se encontraba detrás del colegio y permanecía abierto, la lluvia había hecho estragos en ella durante el invierno y no cerraba por encontrarse hinchada; había un gancho de hierro en la parte alta, donde solo los mayores llegaban, era el único punto donde encajaba y la única forma de cerrarla.
Entro riendo, desde allí oía a los demás niños, comprendía por donde parecía ir el juego y que faltaban pocos amigos por encontrar, ella, era la que más se había alejado.
Empujo la puerta lo que pudo, lo que no era mucho por cierto, dada las características de la puerta, cuando estaba sentada haciendo pis, algo la sobresalto, sin saber muy bien por qué, se levantó corriendo y según subía su ropita la puerta se abrió de golpe.
Un muchacho llamado Mariano de dieciséis años entro deprisa empujando la puerta con fuerza, ella sentía como su corazón temblaba y latía de forma extraña, palpitaba de tal forma que parecía se la iba a salir del cuerpo, percibió algo que la advertía- gana tiempo, gana tiempo-.
Ella se pegó completamente a la pared contraria de puerta, con sus manitas en la espalda, intentando mantener la mayor distancia posible.
El chico agarró el gancho de la puerta para engancharlo; Luz, sabiendo que aquello no era bueno mirando como el gancho se dirigía al lado contrario pensó, - no entres, no entres- y al darse cuenta que el gancho giro y sintiendo que daba vueltas sobres sí mismo, miró directamente a los ojos del muchacho para que este no se percatara que el gancho no había entrado.
-No cierres le dijo - yo, ya me voy, mis amigos me están buscando-.
-No, tus amigos ya se han ido, quítate los leotardos y las bragas.
Ella seguía sintiendo, -gana tiempo, gana tiempo-.
Él, se iba acercando despacio, ella a su vez iba rodeando la pared en dirección a la puerta sin dejar de mirar los ojos de aquel sujeto.
-No, no por favor, por qué- preguntó
-Quítate los leotardos y las bragas -ya-
-No, no, no por favor, me da vergüenza -repitió- tú primero.
-Bueno, yo primero, pero después tú, eh, -está claro-
En aquel momento ella sintió que sus manos tocaban la madera.
-Si, sí- Contesto deprisa, sin dejar de mirarle.
Él empezó a desabrocharse el cinturón y los pantalones, ella busco por los bordes de la puerta una ranura por donde meter sus dedos y con la mayor presión que pudo fue haciendo hueco, mientras se decía a si misma -Todavía no- Todavía no-
En ese instante vio como los pantalones del chico y sus calzoncillos caían al suelo y descubrió algo que la aterrorizó más, si cabe, tiro de la puerta con todas sus fuerza, esta se abrió dejando paso a su libertad, corrió y corrió como si la persigues el mismísimo diablo.
Él repugnante muchacho intentó agarrarla deprisa, pero... sus pantalones como si de una soga amarrada a sus tobillos se tratase evitaron que pudiera dar un paso, cayendo al suelo de bruces.
Ella jamás dijo nada, él nunca más pudo volver a acercarse.
¡La vibración se siente! incluso diría que huele...

6 comentarios:

  1. Terrible experiencia para una niña; quedará marcada para siempre en su memoria.Muy inteligente para su corta edad, menos mal que se zafó del violador.
    La violación es terrible tanto para niños como para adolescentes y adultos: siempre que una persona es violentada es un horror y eso influye en sus decisiones y personalidad.Me ha gustado tu relato, Mercedes.Gracias por compartirlo

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    1. Gracias a ti por leerlo Juan, ciertamente así es la vida, dura y terrible por la maldad del hombre.
      Un beso.

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  2. Una gran lección, sí,pero qué miedo y qué experiencias depara la vida a la hora de crecer!
    Muy bueno, me has mantenido intrigada hasta el final, y la ansiedad de la protagonista se iba sintiendo como si me viese atrapada allí mismo. Me dibujé mentalmente la estancia, la situación, sentí miedo y también sentí, finalmente la dulce liberación.

    Me encantó,
    un beso.

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    1. Una lección que espero sirva para aprender a diferenciar el bien del mal amiga.
      Me alegro que te haya gustado.
      Un besazo.

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  3. Un drama abortado por la la astucia de la chiquilla, deliciosamente relatado, ameno y fluido. Un placer leerte, Mercedes. Me ha gustado, poeta.
    Besos preciosa.

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    1. Gracias José por tus palabras siempre tan alentadoras, me alegro que te haya gustado.
      Un besazo.

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