Impulso
Necesito
mi propio aliento…
Hoy,
visto con mi túnica de los domingos.
No
soy juez, ni jurado, ni busco recompensa
Solo
curo mis pies ajados por zapatos de números ajenos.
No
siempre pisar otras huellas
Libera
a los afectados de aspavientos.
A
veces la breña se come el sembrado.
No
me rendiré al tiempo…
Seré
atalaya, luz vigilante
disipando
pétreas calzadas
que
dirigen al desierto… oasis perecedero
Hoy,
vestida con mi túnica blanca
no
me amilanan los cánticos
de
siluetas desvalidas por su propio tormento.
Sólo aquellos que nacieron de mis adentros...
Eligiéndome
en silente parto eterno.
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