La tierra gira, el sol la mira
de frente, con disimulo, distante.
La luna, nueva, llena,
creciente o menguante
la persigue cada noche
atrayendo para si
la esencia que en ella se expande.
¡Y tú estás ahí!
Invoco justicia
llamando a puertas
cerradas con cuatro llaves.
Indefenso ante seres
que repudian a los del al lado.
Todo vale para tomar ventaja,
aprovecharse del ser, que palabra
tiene como sagrada.
¡Y tú estás ahí!
¿Hasta cuándo la espera?
Sencillo es sentirse fuerte,
más, no, cuando no eres tú
al que agreden.
Ya me conoces,
soy otra historia.
La esencia pura recorre arroyos,
inundaciones y convulsiones
claman cambios, reformas
más allá de lo pactado.
Otros encuentran camino fácil.
¡Y tú estás ahí!
A la espera, tranquilo,
inmutable, inconmovible.
Yo aturdido, desconcertado,
sobrecogido ante la barbarie
de la que he sido y soy testigo.
Para que la honestidad
abra puertas, toque hay que dar
en el corazón del agresor
y no siempre al agredido.
¡Y tú estás ahí!
Y yo aquí, recordando
por que he venido,
si, ya se donde buscar,
donde encontrar mi camino.
Pero no viajo sola,
no es ese mi destino.
Es la misma historia de siempre
interferir donde hay injusticia.
Bien lo sabes, cuándo y porque
decidí unirme a otra estrella
que se cruzo en mi camino.
¡Y tú estás ahí!
¡Y yo aquí! Recordándote por qué he venido.
El eterno buscar una salida para nuestro mundo, alejado de la justicia y la verdad, pero hay salidas, lo sabemos tan bien....Besos
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