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Mas allá de la luz |
Bajan los ascensores;
hay mucha gente, es la hora de la visita. Me subo en uno de ellos. Las puertas
no cierran.
-¡Seremos muchos!
comentan.- Salen tres personas y sigue sin cerrar, vuelven a subir los que
salieron,
-nada que no cierran,
¿se habrá estropeado? no sé porque me salgo yo.
-Casi la pilla la puerta-escucho
a mi espalda,
- ¡Qué raro!
pienso-¿cómo ha cerrado tan deprisa?
Espero el otro.
Subimos, ahora somos pocos, tampoco cierra. Empiezo a ponerme nerviosa.- Y ahora
¿qué pasa? ¿este también? -Pongo un pie fuera, voy a sacar el otro y casi me
pilla la puerta,-Como es posible si tiene un tiempo, me digo a mi misma.
Me
quedo sola en el pasillo esperando que baje algún ascensor. Por fin subo, no
hay problema; pero he tardado un cuarto de hora, al llegar a la puerta y abrir,
-¡fuera, fuera! me gritan.
Sale un médico: -El paciente ha perdido el conocimiento, estamos
estabilizándolo ya la avisaremos cuando puede pasar, está muy mal...
¡Dios! ¿qué puedo hacer yo? -Hago unas llamadas de teléfono y me siento en
el suelo al lado de la puerta.
-Tengo que decirle que estoy
aquí. Tiene que saber que estoy aquí, -pienso-.
-Papá
estoy aquí fuera, no me dejan pasar, estoy detrás de la pared ¿lo sabes verdad?
quiero que sepas que estoy aquí, ¿me oyes verdad? Tú sabes que estoy contigo.
Entonces sin saber cuánto
tiempo hablé mentalmente, al otro lado de la pared y de varios intentos infructuosos para
que me dejasen pasar, escucho: Mirian, me voy, me voy.
¡No!
Tengo que pasar, tengo que pasar ya. -Me digo a mi misma.
-Llego
a la puerta, el médico en ese momento abre y me repite que no puedo entrar.
-
Esta vez no, le digo, mirándole a los ojos, no puedo esperar, ya no queda tiempo, ¡tengo que entrar, ya!
Mudo, se aparta y me deja paso, un nudo en la garganta me ahoga, una enfermera se
acerca y me abraza, estoy bien le digo.
-Miro,
y de pronto escucho:
-Házle
una señal en la frente.
-¿Qué? -¿Pero
quién soy yo?-Me digo a mi misma-¿Una señal de qué?
-Únicamente
tocarle un punto, -Me dice la voz otra vez.
-¿Yo? ¿Pero cómo?
-Tócale
ya, deprisa, sólo toca el punto, vamos no queda tiempo.
-¡Házmelo
ya! -me dice mi padre-
En
ese instante mi dedo se posó en su frente, él salió de su cuerpo, su figura era
de una luz impresionante con un brillo difícil de describir, quedando de pie a
mi lado, diría que incluso más alto.
-Yo
seguía preguntando, ¿Ellos te ven?
-El
médico hizo intento de hablar. -Los mire, para comprobar si ellos veían lo mismo que
yo, todos tenían sus miradas clavadas en el suelo, como paralizados.
-Yo
seguía preguntando, ¿Ellos se habrán dado cuenta? -¿Te verán, como yo?
Pero
ya no había voces, ni sonido alguno, solo su imagen, su mirada, su cara, su expresión llena de dulzura y
amor y yo.
Mi
alma se llenó de paz, una paz tan grande que lo inundo todo. No sé cuánto
tiempo pasó.
-¡Hay
que salir ya! escucho, -No podemos hacer nada más, lo siento.
-No, todavía no, respondo.
Él
seguía allí, se iba elevando cada vez más alto, Ya no lo veía tan nítido, tan
claro, estaba desapareciendo; pero el amor que me transmitió todavía me dura,
cuando lo recuerdo, la paz me inunda.
Comprendí
porque no subían los ascensores.
Callé,
jamás había estado más lúcida.
Dos años más tarde volvió para darme otra lección.
Sólo sé qué no sabemos nada, pero hay un antes y un después.
Sólo sé qué no sabemos nada, pero hay un antes y un después.
Muy bueno tu relato, siempre nos dan lecciones aunque no nos demos cuenta, el día a día, los minutos, todo es una constante advertencia.
ResponderEliminarAbrazos
Higorca querida, cuanto ganaríamos si estuviésemos mas despiertos. Un beso.
EliminarHola Mercedes!!! precioso relato, me ha emocionado mucho. Ojala hubiera en este planeta muchas personas como él, todo sería mucho más sencillo. Un gran abrazo. Elena
ResponderEliminarBenditos sean todos los que le escucharon, amaron, y comprendieron. Un beso Elena.
ResponderEliminarYa lo conocía y aun asi al leerlo y sentirlo de nuevo, me impacta como el primer dia, tienes una facilidad maravillosa para hacer vivir lo que describes, me he sentido allí..un abrazo cielo ♥
ResponderEliminarMercedes, tu relato, va mucho mas allá de lo mortal.
ResponderEliminartu relato se escapa por los intersticios de la vida, para convertirse en algo que aunque con grandes semejanzas a la realidad, llega a alcanzar ese punto de sublime espiritualidad...
me ha dejado pensativo....
He de reconocer, que mientras lo leía, una extraña paz me invadía..
gracias por compartírmelo.
besos.
JotaJota, Solo sé, que no sabemos nada, pero hay un antes y un después.
EliminarGracias y besos.
Ya lo conocía y leído varias veces; pero cada vez no deja de emocionarme y maravillarme de tu experiencia. Además, está narrada con tal maestría que uno parece estar a tu lado viviéndolo.
ResponderEliminarHola mercedes, me gusta tu relato, es espiritual... buen mensaje ... es bueno saber que hay un antes y un después, aquí y allí.
ResponderEliminarLo que es arriba es abajo...lo que es abajo es arriba...Somos luz....
Besos de luz y de color que es primavera en Granada.
Como es arriba es abajo.
EliminarGracias MA por tu visita.
Besos de una madrileña en extremadura