Posada en la vacua incertidumbre del vacío,
me llega el sonido del molino
cuando la corriente abre la puerta del
silencio
perfumando el ambiente con su harina.
Mi memoria, despierta atando cabos
Y me alumbra la riqueza de saberme
arropada de abundancia… en éste bello jardín prestado,
una tierra que cosecha lo sembrado… trigo y
mieles
se rodean con dulces frutos… néctar que
embriaga…
entre moras, almendros, castaños y naranjos
florecidos.
Recojo las cosechas con suspiros y alegres
melodías
expandiendo emocionada, la dicha, de sabernos
elegidos.
Recoged pues el testigo; esta brisa fresca
que nos ofrece el
destino.
Me rindo a tus versos que hacen me llegue y viva aquello que expresas tan bellamente.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Cristina, descubramos la brisa que nos arropa con amor!
EliminarBesos tesoro.
Es el Paraíso lo que muestras, Mercedes..besos.
ResponderEliminarAsí sea para todos Adela.
EliminarBesos, abrazos y mi profundo agradecimiento por estar.
Qué bonito! Flores, frescor,alegria ,colorido...con rima y fusionados surge este poema.
ResponderEliminarAbrazos
Abrazos Rosa B.G. siempre un placer tu visita.
Eliminar