04 marzo 2014

Una de mis reflexiones: ¡Predicando en el desierto!

Después de la tormenta llega la calma.

¡O eso dicen!

Profunda tristeza me inspira tu cantó.
Siembras y siembras semillas lúgubres.

Nada te enseñó la vida, ni tus pasos.

Tu mente traiciona, tu lengua envenena.

El perdón no sirve, mientras no comprendas
que eres tú el que ofendes con tus actos.

Mientras no descubras que tus enemigos
no viven fuera, viven contigo.
En tu cama, en tu lecho, en tu espacio.

Dormiste a los ángeles; despertando a tus demonios.

Despierta de tu letargo.

Permite que la esencia del agua
y el divino dios que te habita
lave tu alma y tu rostro.


Publicado en facebook 24-2-14

4 comentarios:

  1. Mi madre decía....predicar en desierto, sermón perdido y que cierto es, muchas veces, deberíamos contar diez antes de hablar, pero no lo hacemos y poco a poco buscando solo nuestro propio bien, giramos el alma y envenenamos nuestra propia vida, Mercedes, me encantan tus reflecxiónes, un abrazo amiga

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    1. Muy sabia tu madre Anna, yo pienso que nosotros somos nuestros peores enemigos. De ahí mi otra reflexión; Si nuestro interior esta libre de enemigos, nada exterior puede hacernos daño. Aprendamos a apartar el miedo y dolor, seguro tendremos mucho camino recorrido.
      Un beso Nana.

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  2. Hola Mercedes, te visito y veo tu poema, un placer y mucha razón en sus palabras.

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