No soy poeta,
ni lo pretendo,
solo vibro al compás de lo que siento,
me llega, veo, leo o pienso.
Es mi canto un puñal
que rompe y desgarra la piel
golpeando el interior.
¡Despierta
¡Despierta
la esencia que llevas dentro!
si, lo que en ti crece, no nació muerto.
Eres bella primavera, la que el sol
guarda y enseña.
El
corazón del mendigo;
no
es lisonjera limosna...
lo que espera.
El
bosque, grita su nombre
Él, solo ve una arboleda.
Triste
otoño despoblado
de
palos y hojas secas
Arrastrando
va sus pasos...
ni huella deja siquiera,
flotando
entre dos mundos,
carga
morral, de penas sin gloria.
Adormecido
en un banco,
su
alma se cristaliza y congela
si
no despierta primero
pensando
que ya es invierno...
Al
llegar la primavera.
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